Haz que nuestra oración no se quede sólo en palabras.
Haz que tenga resonancia en nuestra vida
y sea motor que nos pone en camino
para alegrar al triste y acompañar al solitario;
para hablar al olvidado y consolar al afligido;
para ayudar al necesitado y sonreir al deprimido.
Haz que no nos quedemos sólo en palabras;
que toda nuestra vida sea reflejo de algo
que nace en los más profundo de un corazón
en dónde sólo habite Dios,
por que al final de la vida se nos juzgará de amor.
Que no nos contentemos con ser uno más.
Que nuestra relación con el padre y con los demás
no sea solamente a través de palabras,
sino por medio del lenguaje inconfundible del corazón. Amén.