EL BUEN TRATO
La experiencia nos dice que muchos de los conflictos, haciendo un análisis a-posteriori, pudieron haber sido evitados. Estos, a veces suceden por no cuidar aquellos actos que hacen al buen trato. El objetivo sería pensar al buen trato como uno de los caminos hacia la disciplina.Muchas veces ante un conflicto quedamos pegados a la importancia del castigo o de la sanción poniendo el énfasis en descubrir al alumno o grupo de alumnos que violan la norma. La idea es apartarnos de esta posición ( donde se pone el acento en la necesidad de identificación y castigo) para poder trabajar en la prevención del conflicto y comprender su lógica de funcionamiento.
La propuesta es de revalorización la importancia de las relaciones interpersonales en el ámbito educativo a partir de dichos, gestos y palabras, justamente en un momento en donde los actos de violencia son utilizados como forma de respuesta.
Hay quienes sostienen que la violencia se da por la ausencia de la palabra. A esto se le podría agregar que muchas veces la palabra pierde su poder transformador, su poder de empatía y su poder comunicacional y da a luz la violencia de la palabra. Y esta se convierte en un instrumento para el mal trato.
En un intento de reflexionar (docentes alumnos y familia) sobre el valor de la palabra en relación a nuestros semejantes y a nuestra comunidad queremos compartimos con ustedes una producción de Pablo Neruda
La palabra
" Confieso que he vivido …Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan… Me prosterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito… Amo tanto las palabras… Las inesperadas… Las que glotonamente se esperan, se acechan, hasta que de pronto caen… Vocablos amados… Brillan como perlas de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío… Persigo algunas palabras… Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema… Las agarro al vuelo, cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo frente al plato, las siento cristalinas, vibrantes ebúrneas, vegetales, aceitosas, como frutas, como algas, como ágatas, como aceitunas… Y entonces las revuelvo, las agito, me las bebo, me las zampo, las trituro, las emperejilo, las liberto… Las dejo como estalactitas en mi poema, como pedacitos de madera bruñida, como carbón, como restos de naufragio, regalos de la ola… Todo está en la palabra… Una idea entera se cambia porque una palabra se trasladó de sitio, o porque otra se sentó como una reinita adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció. Tienen sombra, transparencia, peso, plumas, pelos, tienen de todo lo que se les fue agregando de tanto rodar por el río, de tanto transmigrar de patria, de tanto ser raíces… Son antiquísimas y recientísimas… Viven en el féretro escondido y en la flor apenas comenzada… Que buen idioma el mío, que buena lengua heredamos de los conquistadores torvos… Éstos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas, buscando patatas, butifarras, frijolitos, tabaco negro, oro, maíz, huevos fritos, con aquel apetito voraz que nunca más se ha visto en el mundo… Todo se lo tragaban, con religiones, pirámides, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes bolsas… Por donde pasaban quedaba arrasada la tierra… Pero a los bárbaros se les caían de la tierra de las barbas, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes… el idioma. Salimos perdiendo… Salimos ganando… Se llevaron el oro y nos dejaron el oro… Se lo llevaron todo y nos dejaron todo… Nos dejaron las palabras"